El cannabis ha sido utilizado con fines medicinales durante milenios, los primeros textos documentan su uso desde aproximadamente el 2700 a.C. Solo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX el mundo comenzó a prohibir el consumo de cannabis. Afortunadamente, en la última década se ha dado un paso atrás en las restricciones legales sobre la marihuana y cada año más países están despenalizando su uso tanto recreativo como medicinal. Entre esos usos medicinales, el cannabis podría ayudar en el tratamiento de los trastornos alimentarios. En este artículo analizaremos qué son los trastornos alimentarios y cómo el cannabis puede ayudar a tratarlos.

Comprensión de los trastornos alimentarios:

Los trastornos alimentarios son condiciones multifacéticas que involucran una compleja interacción de factores biológicos, psicológicos y ambientales. Las personas con trastornos alimentarios a menudo experimentan perturbaciones en su bienestar psicológico, en su comportamiento alimentario y en su percepción de la imagen corporal. Estas condiciones pueden tener consecuencias físicas y mentales graves, afectando la calidad de vida general de un individuo.

Tratamiento convencional:

Trastornos como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por apetito desenfrenado afectan a un número significativo de personas en todo el mundo y aún no son abordados adecuadamente por la sociedad. Los tratamientos convencionales para este tipo de trastornos suelen incluir una combinación de terapia, medicación y apoyo nutricional; sin embargo, la efectividad de estos tratamientos puede variar de un caso a otro y de paciente en paciente, lo que ha despertado un creciente interés en explorar opciones terapéuticas alternativas como el cannabis.

El sistema endocannabinoide:

El sistema endocannabinoide (ECS) es una red compleja de enzimas, receptores y ciertos compuestos químicos llamados cannabinoides que se encuentra presente en el cuerpo humano y desempeña un papel crucial en la regulación de procesos fisiológicos como el apetito, el estado de ánimo, el estrés, el sueño y los mecanismos de recompensa. En algunos casos, las personas con trastornos psicológicos pueden tener un ECS alterado, lo que podría causar disfunciones en sus procesos fisiológicos.

El cannabis y sus componentes:

La planta de cannabis contiene más de 100 compuestos químicos diferentes, conocidos como cannabinoides. Los dos principales cannabinoides de interés son el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). Se sabe que estos cannabinoides pueden interactuar con nuestro sistema endocannabinoide, a veces uniéndose a los receptores en nuestro cerebro y piel y ayudar a regular ciertas funciones corporales y respuestas celulares.

Efectos de los cannabinoides en el comportamiento alimentario:

Se sabe que los cannabinoides, especialmente el THC, pueden modular el apetito y la ingesta de alimentos. Las personas que han usado cannabis antes están familiarizadas con la sensación conocida como «munchies» que surge después del «colocón»: un repentino apetito y disfrute por diversos tipos (si no por cualquier tipo) de alimentos. El THC interactúa con los receptores CB1 en los centros de recompensa y apetito del cerebro, influyendo en la liberación de neurotransmisores involucrados en la regulación del apetito. Esta interacción puede aumentar el hambre y reducir los síntomas de la anorexia nerviosa.

Estudios clínicos y datos observacionales:

Debido a que el cannabis ha sido ilegal durante el último siglo, la investigación clínica sobre el uso del cannabis para tratar los trastornos alimentarios es limitada. Aun así, algunos estudios confirman que el THC puede aumentar el apetito y el disfrute de los alimentos en los pacientes. Además, la evidencia anecdótica sugiere que las personas con trastornos alimentarios pueden usar cannabis para aliviar la ansiedad, la depresión y la insatisfacción corporal.

Mecanismos potenciales de acción:

Se cree que los efectos terapéuticos potenciales de los cannabinoides en los trastornos alimentarios son multifacéticos. Los cannabinoides pueden influir en la regulación del apetito al modular las señales y respuestas de las células cerebrales en los sistemas involucrados en el hambre. Además, se ha demostrado que los cannabinoides poseen propiedades antiinflamatorias y neuroprotectoras, lo que podría reducir la inflamación crónica y las alteraciones neurobiológicas asociadas con los trastornos alimentarios.

Consideraciones y seguridad:

Si bien el cannabis muestra promesa como una opción de tratamiento potencial para los trastornos alimentarios, se deben tener en cuenta varias consideraciones y precauciones de seguridad. Las respuestas individuales a los cannabinoides pueden variar y se deben monitorear cuidadosamente los efectos secundarios como el deterioro cognitivo, los cambios de humor y la dependencia. También se recomienda utilizar productos de la mejor calidad posible que estén adecuadamente etiquetados y muestren los porcentajes correctos de CBD, THC y otros compuestos.

Cannabis en Barcelona

Existe una cultura del cannabis próspera aquí en Barcelona, gracias a la despenalización de la marihuana en España y a nuestro clima favorable para el cultivo de la planta. Gracias a esto, las personas pueden obtener productos debidamente etiquetados que provienen de proveedores aprobados. Si estás considerando usar productos de cannabis, asegúrate de obtenerlos de una asociación cannábica de Barcelona o de un weed club, y no de la calle, donde es imposible conocer el origen y la calidad de la marihuana. Si aún no eres miembro de un cannabis club, todo lo que tienes que hacer es aplicar en su sitio web y esperar a recibir una invitación.

Conclusión:

El uso del cannabis en el tratamiento de los trastornos alimentarios es un campo de investigación complejo y en constante evolución. Si bien la evidencia clínica y anecdótica sugiere posibles beneficios terapéuticos, se necesitan estudios clínicos adicionales bien diseñados para establecer la seguridad, eficacia y protocolos de dosificación óptimos de los cannabinoides para los trastornos alimentarios. Al igual que con cualquier tratamiento médico, es fundamental que las personas con trastornos alimentarios consulten con profesionales de la salud y no se adentren en ello por su cuenta.

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